Simas

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miércoles, 2 de septiembre de 2015

Dos cuerpos desleídos

Sentados como extraños en las rocas
bien juntos los cuerpos en la lejanía
de los pensamientos que divergen
vemos cómo rompen las crestas
abrazando y besando al recio acantilado
que moldeado por el beso de las olas
se dobla y suaviza curando sus heridas.

Nada dice la tierra, bravo ruge el mar
pero ella no le escucha
se cierra sobre si misma para resistir
el mordisco que no llega
y débil ante las caricias se deshace
mostrando sus más íntimos orígenes.

Otro día más soportando los envites
apostando a chicas que nunca ganan
aguantando el lazo que nunca se debió atar
ni siquiera acariciar
pero qué sabía.

Lágrimas saladas se deslizan
arrancando las partículas
que sustentan el alma
ahora derrumbada.

Con la vista en el mar tú y yo en la roca
para no cruzar nuestras miradas
llegó el amanecer sin sorprendernos.

Calló el mar
Descansó la roca.

Y nosotros nos fuimos por senderos distintos .


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